Entendiendo la lepra. En Calcuta, India, hay miles de leprosos. La lepra es una
enfermedad causada por una bacteria que infecta la piel. Surge en lugares donde hay
poca higiene. Una persona infectada produce mucosidad nasal y al soplarse la nariz no
se lava bien las manos. Millones de bacterias pasan a través del tacto a una piel limpia.
Esta bacteria puede permanecer incubada o escondida en la persona infectada por
espacio de 4 a 8 años. Luego comienzan los síntomas: dolor en la piel, enrojecimiento,
tejido blando/blanco. Destruye receptores nerviosos de tacto, presión, calor y dolor;
entumecimiento de manos y piel, nódulos en el cuerpo, nariz congestionada. Son
síntomas tan comunes que cualquiera de nosotros podríamos declararnos infectados
ahora mismo.
¿Qué efecto tiene? La persona pierde la sensibilidad en la piel que le servía de
protección. Se golpea y no lo nota. Puede poner la mano sobre una estufa encendida y
no se percata ¡que se le está quemando la mano! Si se pilla un dedo con una puerta, se
puede perder el dedo y no lo sintió. Si se corta o se lacera la piel y la persona no ve que
está sangrando se puede infectar la herida antes que se dé cuenta. El sistema sensorial
se anuló con la infección. ¡Es horrible no darse cuenta cuando se está en peligro!
Las adicciones son la lepra del Siglo XXI. De manera similar, cuando las personas
han vivido por tiempos prolongados en conductas sexuales de riesgo y/o relaciones
toxicas; están tan envueltas en sus propias adicciones que dejan de sentir el peligro.
Pierden la sensibilidad, pierden las defensas emocionales que les brindaba protección.
Algunas personas fueron molestadas sexualmente por algún miembro o amistad de su
familia. Crecieron pensando que el dejarse manosear, tocar, desvestir, mirar su
desnudez y la de otras personas era normal.
Como sus fronteras emocionales de protección fueron derrumbadas en etapas
tempranas de su niñez, se exponen a mayores riesgos sin darse cuenta. La adicción al
sexo, a la pornografía, el no sanar las heridas de abuso sexual, la constante lucha por
superar la atracción al mismo sexo no deseada; erosionan la fe y la paz del corazón de
una persona que vive en una lucha emocional constante. El ceder continuamente a las
demandas eróticas de la calle, desensibiliza a la persona y va perdiendo los reflejos de
auto defensa. Se disminuye las fronteras protectoras. La persona se siente cada día,
más vulnerable al estímulo erótico, más indefensa. Análogamente, es un tipo de lepra
espiritual; porque no siente el daño que le hacen, no percibe el peligro en el cual se
encuentra, vive adormecido(a). En nuestras iglesias se congregan muchas personas
adormecidas por conductas sexuales de riesgo y/o relaciones toxicas. Estas personas
aman a Dios, pero se sienten desconectadas del Espíritu Santo.
¿Cómo se diagnostica la lepra? Con una biopsia de la piel. ¿Cómo se trata la lepra?
Se comienza a tomar antibióticos por meses y hasta años. Se mantiene higiene de
manos, piel y ropa. Luego de cuidada la persona, se continua el seguimiento con un
examen anual por cinco años.
¿Cómo se diagnostica las conductas sexuales de riesgo y relaciones toxicas?
La persona reconoce que su vida se ha salido de control y necesita ayuda. Sus familiares
le confrontan advirtiéndole el peligro de continuar con conductas de riesgo. El Espíritu
Santo crea constricción del espíritu de la persona en riesgo. Dios le habla y le invita a
sustituir su ídolo por su amor. Una persona atrapada en conductas de riesgo, cambia
mucho de parejas como la mujer a quien Jesús encontró frente al pozo de Samaria
(Juan 4). Otras personas andan comprando amor mediante la codependencia. Otras
personas son adictas a pornografía. Las personas que reconocen su lucha; desean ser
libres! Quieren aprender a dar y recibir amor.
¿Cómo se trata el descontrol sexual /o relacional? Las personas cristianas lo
hacemos buscando intimidad con Dios. Desarrollando una red de apoyo añadiendo a
nuestras relaciones interpersonales a personas nutrientes que comparten nuestro
mismo sistema de valores de fe y acción. Buscando intercesores que le cubran durante
su jornada de restauración sexual-relacional. Uniéndose a grupos de apoyo.
Entendiendo la raíz de su adicción, sanando la herida. ¡Buscando ayuda!
I. La historia de la lepra de acuerdo a los hebreos/judíos.
Los judíos no sabían qué hacer con los leprosos. Descubrieron que la insensibilidad
es contagiosa. Como no tenían los antibióticos para combatir la raíz de la
insensibilidad los aislaban, los rechazaban, les separaban de sus familiares para
que la familia no se contaminara. No les permitían asistir a las sinagogas. Los
enviaban fuera del campamento, lejos de la comunidad, de la ciudad, fuera del
pueblo. Levítico 13:42-46; 2 Reyes 5:1-4
II. Dios uso la lepra como una señal positiva.
Una de las señales del llamamiento de Moisés fue la lepra (Éxodo 4:1-7). Dios usó
la lepra sobre un hombre no leproso para enseñarle compasión. Esa sería una de
las tres señales de la autoridad delegada sobre Moisés cuando Dios le llama a
salvar al pueblo de la esclavitud Egipcia: (lepra= como señal de compasión),
(sangre= como señal de poder), (la vara = como señal de juicio). Jesús sano los
leprosos. Jesucristo también desea sanar tu insensibilidad.
III. ¿Pueden los excluidos tener un “llamado” para bendecir al pueblo de
Dios?
En la historia de 2 Reyes 6:25 –7:18; Los leprosos tuvieron más visión que el
príncipe cuyo brazo el Rey se apoyaba. Fueron colaboradores del profeta de Dios.
Estos leprosos estaban viviendo fuera de la ciudad. Tenían mucha hambre.
Decidieron acercarse al campo del enemigo a buscar comida. Al llegar al
campamento enemigo, encontraron que las tropas habían huido y que habían
dejado todos los alimentos y posesiones en el campamento. Dios había espantado,
echado fuera todos sus enemigos. Al principio los leprosos solo vieron como la
bendición de Dios los favorecía a ellos: comieron, se vistieron de nuevas ropas.
Pero luego, sintieron compasión por las personas atrapadas dentro de los muros
de la ciudad. Los leprosos avisaron a las personas de la ciudad y toda la ciudad se
benefició de la comida y los despojos dejados atrás por sus enemigos. ¡La ciudad
se salvó a causa de las buenas noticias que llevaron los excluidos!
IV. ¿Qué hizo Jesús con los excluidos? Jesús se acercó y les toco, devolviéndole la
honra y la humanidad.
En Mateo 10:8 Jesús invita a sus discípulos a ministrarle como a cualquiera más.
En Lucas 7:22 Jesús les incluye en la lista de milagros del plan de Dios. En Marcos
14:3 Jesús les visitó en su casa como amigos. En Mateo 8:2 Jesús les protege de
no testificar en público por causa del discrimen.
V. Jesús sufrió el mismo dolor que sufrieron los excluidos.
Jesús también sintió abandono, burlas, criticas, dolor, angustia, rechazo social y
pensó que Dios no le escuchaba. Durante su captura y crucifixión, Jesús fue
escupido, desnudado, golpeado. Jesús fue sacado fuera del campamento, murió
excluido en el monte de la calavera.
VI. ¿Cómo es en nuestros días?
En nuestros días, hemos tratado a las personas que experimentan conductas
sexuales de riesgo, relaciones toxicas y/o una atracción al mismo sexo no deseada,
con el mismo rechazo que experimentaron los excluidos de tiempos bíblicos. Las
personas que quieren romper con la lucha emocional de las conductas sexuales de
alto riesgo a menudo:
Luchan de 4 a 8 años antes de rendirse al estilo de vida de descontrol sexual,
pues piensan que no tienen esperanza. Se sienten marginados(as),
excluidos(as).
Experimentan: abandono, burlas, críticas, dolor, angustia, rechazo social y
piensan que Dios no les escucha.
La congregación y/o familiares o amistades; no le tienen paciencia a la
recuperación de personas con conductas sexuales de riesgo, periodo que por lo
regular dura u mínimo de 4 a 8 años.
La mayoría de las personas de la comunidad y/o de la iglesia, temen
contagiarse. Nadie los visita como amigos (as) en sus casas. ¡Las crisis
sexuales no son contagiosas, recuerda: si tienen cura!
¡Todas las conductas de riesgo y relaciones toxicas; incluyendo la atracción al
mismo sexo no deseada, se superan! En la historia del Rey, el pueblo estaba atrapado dentro de sus propias murallas. Los
leprosos, los insensibles, los excluidos, salvaron la nación. En el Ministerio Nueva
Condición damos testimonio que el Testimonio de las Escrituras continua vigente.
Todavía hay personas redimidas en la Sangre de Cristo que están enfrentando sus
heridas. Están recobrando su sensibilidad. Pueden dar y recibir amor. Ya perdonaron.
Ya vencieron la atracción sexual. Ya son sanadas en relaciones interpersonales.
Enseñarán a la Iglesia cómo vivir en un mundo post-moderno, post-cristiano, un mundo
ateo. Llevan la bandera del amor, la misericordia de nuestro Señor Jesucristo y la
redención en la cruz. La señal que Jesús le dijo a Juan el Bautista es: “Mira, ¡los
leprosos son sanados!”
El Ministerio Nueva Condición se complace en ser parte de la Agenda del Cielo,
trayendo la comida del Reino desde afuera del muro hacia adentro de la ciudad.
Oremos: Dios, mantenme en tu agenda. ¡Ayúdame a proclamar la redención y sanidad!
Pastora Heisha Fernández